Veo el cielo, sublime, palido, un color celeste y rosado, el viento sopla alrededor, sobrecogedor, frio, inesperado. El dia acaba, las lagrimas que corrieron por mis mejillas se han secado con el puro aliento del mundo, las lagrimas que añorando deje salir para vaciar mi alma, cuanto alivio se siente cuando toda se va, y solo queda el hermoso alrededor. La luna muestra su inmaculado rostro, un poco, un poco nada mas y a su lado, una estrella la mira, pequeña, brillante, siempre atenta al objeto de su admiracion. Ahora el cielo se va atenuando y sus hermosos tonos poco a poco van cambiando por otros mas azules, la luz desaparece lentamente, sin despedida alguna pues en unas horas volvera. Ahora miro las nubes, aquellas que han cambiado su tono, las que ahora se mueven al compas del viento, dejan su rastro por el lienzo celeste, se desfiguran, crean, metamorfosis en el cielo. El frio se vuelve mas intenso, el cielo es de un azul cada vez mas oscuro, las nubes terrosas, todo el medio, todo el mundo se vuelve mas hermoso al anochecer. Que momento unico, especial, irremplazable, no de los que se conservan para siempre, si no de aquellos que miras y disfrutas mientras ocurre porque sabes que jamas se repetira tal cual. Una felicidad inmensa me llena, desborda el corazon, el solo mundo se encarga de moldear mi ser, mis sentimientos. Hermoso, inesperado, cuantas veces no apreciamos estos preciosos momentos y sin embargo aparecen cada dia, distintos cada vez, si, pero bellisimos, sobrecogedores y llenos de esperanza y amor de la naturaleza para sus seres. Para todos, puesto que el mismo cielo, frio y viento recorren el mundo entero como recordandonos el amor de nuestra madre tierra, siempre para nosotros, palida, delicada, elegante y bella.
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